Lágrimas de luzLágrimas de luz

Hoy quiero compartir la grata experiencia que supuso para mi leer Lágrimas de luz de Rafael Marín Trechera. No soy un especialista en ciencia ficción española. Realmente no soy un especialista de nada. Lo cierto es que, mientras algunas grandes obras internacionales de la ciencia ficción son bastante conocidas entre el gran público español (supongo que mayoritariamente sólo si se ha rodado una exitosa adaptación cinematográfica), si preguntáramos por la calle por un escritor de ciencia ficción autóctono o por una de sus obras, desgraciadamente muy poca gente nos daría una respuesta satisfactoria.

Por lo que he leído, Lagrimas de luz ha sido considerada como el gran clásico de la ciencia ficción española. Un libro que marcó un antes y un después. ¡Y yo no lo conocía! Por suerte he podido leerlo, más bien, devorarlo, y tengo que afirmar que ¡me ha gustado muchísimo!

¿Qué le pasa a la ciencia ficción española?

¿Por qué la ciencia ficción española es tan desconocida? ¿Es porque no son de la misma calidad que las obras anglosajonas, por ejemplo? Algunas no lo son. Pero otras, por supuesto que sí. Igual que llega ciencia ficción de otros países de grandísima calidad y luego hay muchísimas obras menores. Yo desde luego, de lo poco que he leído guardo muy buenos recuerdos. Libros como Gabriel de Domingo Santos o Mecanoscrit del Segon Origen de Manuel de Pedrolo, por poner dos ejemplos, me parecieron a la altura de otras obras extranjeras. Voy a elucubrar un poco, disculpadme de ante mano por si digo alguna estupidez.

Quizá las editoriales no han sabido / querido promocionar las obras nativas, cuando otros géneros sí han triunfado, universalmente incluso. Quizá es más fácil vender ciencia ficción extranjera porque no somos capaces de competir con la publicidad que supone la industria del entretenimiento anglosajona. Además como consumidores, muchas veces nos movemos por prejuicios. Pensar en ciencia ficción de un país que históricamente apenas ha apostado por la ciencia y la innovación, puede que genere ciertas sospechas.

O quizá el problema es algo más «clasista». Algunos lectores que podríamos caracterizar como «elitistas» sí consumen literatura española, pero consideran la ciencia ficción y la literatura de género (fantasía, terror, etc.) como literatura de baja calidad. No está a la altura de sus refinados gustos. Y los que no entramos en esa categoría, también seguimos series, cine y/o comics. Por eso, a priori, podríamos ser más sensibles a la agresiva publicidad de las modas internacionales. No lo sé. ¿Qué opináis?

Lágrimas de luz

He comenzado con esta reflexión porque, sinceramente, me dio vergüenza no haber leído antes Lágrimas de luz. Y sentí rabia porque seguramente nunca vea una adaptación cinematográfica o serial de semejante novela. Y también sentí pena que el libro no tuviera ninguna continuación (ahora que están tan de moda las trilogías). Estoy buscando en las bibliotecas A tumba abierta y Ébano y acero, dos relatos de Marin Trechera ambientados en el mismo universo. Creo que había una edición de Lágrimas de luz publicada en Gigamesh que los incluía, pero no la encuentro en su página.

Como si se tratara de obra del Ministerio de la Verdad en 1984, o los bomberos que queman libros en Farenheit 451, en Lágrimas de luz, los poetas son instrumentos del Imperio galáctico de este universo, la llamada Corporación. Esta Corporación se ha embarcado en una guerra de Conquista galáctica que parece no tener fin. Así que los poetas viajan en las naves de guerra y su función es transformar las despiadadas y bárbaras acciones militares en obras épicas, propagandísticas y mentirosas. Así su lírica contribuye decisivamente en mantener la moral de las tropas y engañar a la población en general.

Estamos en la Tercera Edad Media. Hamlet Evans, al que conoceremos dirigiendo un circo espacial y escapando de la Corporación, nos relatará en primera persona su biografía. Hamlet nos relatará sus humildes comienzos en la Tierra. Hijo de una familia trabajadora, aspiraba a convertirse en la idealizada figura de poeta para no trabajar en la Fábrica. Le seguiremos internado en Monasterio, la escuela de poetas, y, después, destinado a su primera nave de combate. Realmente el principio de sus aventuras. Y veremos con el personaje evoluciona: Una ingenua inocencia terminará por transformarse en rebeldía, pasando por sorpresa, hastío e incluso degradación.

Por cierto, cada etapa de su vida estará delimitada por sus distintos enamoramientos: de una prostituta, de una estudiante mulata, de sí mismo, de una granjera y de una actriz del circo.

La Corporación y la Conquista

La Tercera y Gloriosa Edad Media en la que vivimos lleva ya tres siglos de dominio, y durará mucho más tiempo. Se afianzará aún más entre nosotros. Y se afianzará porque se ha demostrado que la Conquista es algo bueno. Si nos dedicáramos todos a escribir libros, como vosotros os dedicáis, u os dedicaréis dentro de algún tiempo, si todos hiciéramos eso… ¿Dónde iría la Corporación? ¿Cómo se conquistarían nuevos planetas? Decidme: ¿de qué manera sobreviviría la gente? ¿Leyendo? ¡No! ¡Hay que expandirse y llevar nuestra Cruzada hasta el último rincón del Universo! Es por esto por lo que se restringió el derecho a la cultura, digan lo que os digan allá en Monasterio. Primero someteremos las galaxias. Después habrá tiempo de aprender a leer, si es que alguien quiere.

Capitán de la lanzadera a Monasterio

Efectivamente, la humanidad vive en un régimen espacial militarizado y dictatorial. Su objetivo declarado es conquistar a modo de Cruzada todo el universo, y someter a todas las demás especies alienígenas. Su lema es «ellos o nosotros». Si la humanidad no conquista el universo, otra especie lo hará. Dirige la Corporación con mano de hierro Nueva York, un hombre inmortal conectado a una ciudad-computadora, todo cerebro, mezcla de carne y acero.

Bajo una retórica medieval que se llena la boca hablando del «honor», el «sacrificio» o el «deber», Marin nos describirá por boca de Hamlet una sociedad decadente, hipócrita y bárbara dividida en: 1. oprimidos, rebeldes o potenciales rebeldes, 2. carne de cañón embrutecida, 3. administradores hedonistas y corruptos. Si lo pensamos fríamente, no es una división tan diferente de nuestra época actual.

Guerra infinita

Gastar el tiempo, emplear en alguna cosa a los soldados, mantenernos en un constante estado de guerra, en una perenne transición que evitara a Nueva York perder las riendas. La Conquista, por lo que imagino, durará siempre. Si el espacio, si la garganta es realmente infinita, la guerra no terminará jamás. Si no lo es, siempre surgirá una nueva rebelión que sofocar en alguna parte, un mundo dispuesto a salirse del círculo, un grupo de esclavos presto a levantarse. (Y) si la guerra dura siempre, ni Nueva York ni la Corporación sucumbirán jamás.

Hamlet Evans

Desde luego Marín probablemente se inspiró en grandes obras de ciencia ficción. Siempre es así, nadie escribe sobre la nada. Pero es muy interesante como Lágrimas de Luz desarrolla la mecánica de la guerra como herramienta para imponer y mantener el orden social. Incluso contemplando la propia rebelión como un mal necesario que justifica la propia perpetuación del régimen. Es una brillante combinación de La guerra interminable y 1984 en una sociedad feudal tipo Dune. El patriotismo, el chauvinismo y el nacionalismo reaccionario siempre han sido instrumentos de los poderosos para adormecer a los oprimidos.

También podríamos retrotraernos a la Esparta clásica. La curiosa sociedad griega de ciudadanos-soldado en movilización permanente. Siempre dispuestos a mantener su hegemonía sobre el resto de Grecia o sofocar las rebeliones de sus esclavos. Como contraposición a una polis ultramilitarizada, el arte y la cultura espartana prácticamente desapareció.

bardos medievales
bardos medievales

La cultura y el pensamiento crítico

La Corporación impulsa una sociedad basada en una versión moderna de «pan y circo». Hay una absoluta libertad en cuanto a las relaciones sexuales o el consumo de drogas. Incluso, en un contexto muy racista, se incentiva la gestación de mujeres mulatas y negras, equiparadas por el régimen como el sumun de la voluptuosidad y la lujuria.

Además Nueva York provee de espectáculos, poemas y canciones (creadas por los poetas de las naves espaciales) a la población. Eso sí, sólo las obras que se evalúan como patrióticas y afines a la ideología de la Corporación. Pero el resto de las manifestaciones culturales, sobre todo las anteriores a la Tercera Edad Media, están fuera del alcance de la inmensa mayoría de la población. Sólo los poetas y los monjes de Monasterio saben leer y escribir y tienen acceso sin censura a la cultura.

El mensaje de Marin es muy claro: La cultura y la educación es fundamental para luchar contra la opresión. Una sociedad culta y educada, contará con las herramientas necesarias para tener un pensamiento crítico. Una sociedad cimentada en formar sólo en «lo práctico» y en el ocio embrutecedor es una sociedad indefensa frente a los tiranos.

El futuro de la cultura

¿Qué pensaría ahora Marin cuando el sistema educativo compartimenta a los alumnos y minimiza la cultura general mientras que vuelve a elitizar la enseñanza superior de calidad?

Cada vez la enseñanza es más especializada y ya a los 14 años el centro educativo va orientando al niño: «Tú sirves para estudiar, tú mejor a la FP». Y luego los de «ciencias» apenas estudian «letras» y viceversa. Finalmente, en la universidad los grados cada vez están más especializados. Se pierde la visión de conjunto.

No se trata de que los estudiantes de medicina sepan que no siempre existió el Estado, hayan leído El Quijote o sepan diferenciar entre idealismo y materialismo filosófico, o que los filólogos sepan que la ley gravedad de Newton fue superada por Einstein, que los asteroides son ricos en materia orgánica o que la homeopatía no tiene base científica. O quizá sí. Creo se trata de que todos los estudiantes tengan una base cultural común amplia y, sobre todo dispongan de un método de análisis y raciocinio crítico que les permita gestionar la ingente cantidad de información al que tenemos acceso.

¿Cómo actuar cuando el embrutecimiento de la TV ha sido sustituido entre los jóvenes por una invasión sin precedentes de las redes sociales?

Y es que las redes traen consigo grandes oportunidades: podcasts, blogs y videoblogs capaces de enseñar y transmitir cultura y conocimiento, divulgación, formación, intercambio cultural… Pero también incluyen un bombardeo constante de grandes barbaridades y peligros: la imagen lo es todo, proliferación de contenido embrutecedor, fake news… Sin ese método de análisis crítico que antes he comentado, estamos perdidos.

Servidumbre y opresores

Estamos lejos de una sociedad que no sepa leer o escribir. Pero vistos los últimos veinte años, tampoco me sorprendería tanto que en cien años solo los estudiantes superiores emplearan la lectura y la escritura y el resto de la población sólo interaccionara con contenido audiovisual. Sólo habría entonces un paso para que las futuras clases dominantes se aprovecharan de esa situación.

Quiero terminar citando un párrafo que me pareció sublime de la crítica que hace Aretino en la web criticadelibros.com de Lágrimas de luz. Aquí podéis leer la crítica completa.

En cierta manera, «Lágrimas de luz» me hace recordar a «Dune», que recrea un futuro medieval. Sólo que la novela de Herbert está escrita desde el punto de vista de los poderosos, de los que gobiernan, los que, pese a todos sus dramas y tragedias, tienen la voz cantante en el universo. En cambio, en el universo conocido de Rafael Marín tenemos la otra cara de la moneda: los buscavidas, los poetas, las masas sometidas, ignorantes, degradadas. […] Sabe que no hay caballeros en brillante armadura, sino opresores. No hay sencilla vida campesina, sino servidumbre. No hay gloriosas batallas, sino el sangriento saldo de guerras sin sentido.

Aretino en criticadelibros.com

No podría estar más de acuerdo.

¿Y tú qué opinas de todo esto? ¿Has leído Lágrimas de luz? ¿Qué te ha parecido?


cubierta de Lágrimas de luz

Ficha del libro:

Lágrimas de luz

  • Escritor: Rafael Marín Trechera
  • Primera publicación: 1984
  • En España, ISBN 9788496208636

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Un comentario en «Lágrimas de luz, arte e incultura, ¿ellos o nosotros?»
  1. La leí hace muuchos años y me gustó mucho. Marín es buen escritor además de profesor de si no recuerdo mal filosofía en un Instituto además de traductor. Coincido en que tiene elementos de Dune, de la Guerra Interminable y de 1984. Yo añadiria Las Crónicas de Majipur y elementos del Imperio Romano.
    Saludos.

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