El talón de hierro

El talón de hierro fue escrito en 1908. Han pasado muchas cosas desde entonces. Hoy, su estilo puede resultar panfletario. Extraño de leer para un lector contemporáneo, más acostumbrado a las denuncias sutiles e incluso «politicamente correctas». Por supuesto, también despertará un rechazo, en este caso visceral, entre los lectores contrarios a la ideología del autor.

Sin embargo, creo que sería injusto no apreciar las tremendas virtudes de esta obra de Jack London.

Profecía social en El talón de hierro

El autor estadounidense es conocido, sobre todo, por sus novelas y cuentos de aventuras. La más famosa es Colmillo blanco, pero escribió muchas obras. Lo que no se conoce tanto es que durante la mayor parte de su vida fue un activista comprometido con el socialismo revolucionario. El talón de hierro es el mejor ejemplo de su compromiso. De su ideología.

La novela es una distopía social. Situándose varias décadas después de la fecha de publicación. Por eso la incluyo en este blog. Desde ese punto de vista, se puede afirmar que es un anticipo de otras obras del subgénero como 1984 o Un mundo feliz, aunque, como veremos, es mucho más directa, menos metafórica que las mencionadas. Más realista. Más posible de cumplirse.

Y es que en gran parte se cumplió. Al menos no de manera literal, claro. Pero sí anticipó fenómenos políticos como el dominio brutal de las grandes corporaciones y su arma política, el fascismo. Autenticas profecías sociales para 1908.

El diario de Avis Everhard

(…) todos nosotros quedaremos aplastados bajo el talón de hierro de un despotismo más implacable y terrible que ninguno de los que mancharon las página de la historia humana. ¡El Talón de Hierro! Tal es el nombre que convendrá a esta horrible tiranía.

Ernest Evenhard.

En un futuro muy lejano, el historiador Anthony Meredith descubre el diario de Avis Everhard. La señora Everhard relata en esas páginas la vida de su marido Ernest, y, a través de sus vivencias, el ascenso al poder del llamado Talón de hierro. Meredith nos acompañará durante todo el relato con notas a pie que completan y contextualizan la historia.

En la primera parte del libro, Avis Cunningham, jovencita de la alta sociedad, conoce al que será su marido, el revolucionario Ernest Evenhard y se enamora del mismo. Ese choque entre la élite y la revolución, permitirá a London describir sus ideas socialistas. Siempre mediante una demoledora crítica de la sociedad capitalista de su época.

La segunda parte del libro nos describe el ascenso del Talón de hierro al poder. Aquí podremos ver la sagacidad del autor a la hora de anticiparse a la tormentosa primera mitad del siglo XX.

el talón de hierro
el talón de hierro

Revolución y contrarrevolución

London pronostica en 1908 lo inevitable de una Guerra Mundial. No era el único analista que creía que este desenlace era inevitable, pero London anticipa que el verdadero enfrentamiento por el dominio del mundo sería entre EEUU y Alemania, una hipótesis confirmada con la Segunda Guerra Mundial.

En todo caso, los trabajadores impedirán esta guerra. Realmente, la Internacional apostaba por el uso de la huelga general como herramienta para frenar la guerra. En El talón de hierro lo logran. En nuestro 1914, los dirigentes socialdemócratas, salvo honrosas excepciones, se alinearon a efectos prácticos con la guerra y, por supuesto, no convocaron nada para detenerla.

El caso es que la huelga general impulsa en Alemania una revolución victoriosa. Pero en EEUU las cosas serán diferentes. El ejemplo alemán llevará a las grandes corporaciones, trusts y monopolios a buscar una manera drástica de frenar el ascenso revolucionario.

Para ello pactan con los sindicatos más poderoso (acero, ferrocarril…) y, a cambio de su apoyo, conceden a los trabajadores de estos sectores privilegios y prevendas. Con la clase obrera dividida y sus dirigentes comprados, el naciente Talón de hierro suprime paulatinamente los derechos democráticos y reduce a los demás trabajadores a unas condiciones de pauperización extrema: el pueblo del abismo. Los intentos de evitar este ascenso, insurrecciones obreras donde la participación de Ernest Evenhard es muy importante, se saldan con represión y baño de sangre.

Las distopías

London no fue el primero que vaticinó en su época la catástrofe social a la que parecía llevar el capitalismo.

H. G. Wells lo hace en su famosa obra La máquina del tiempo. La escisión de la humanidad en elois y morlocks —que viven en «el abismo»— era una consecuencia de la división en clases.

Esta visión pesimista es revisada por Fritz Land en Metropolis después de la Primera Guerra Mundial. En esta película, el director ofrece a los obreros del «abismo» un mediador que les salve muy al gusto del Partido nazi.

Desde luego, tanto Un mundo feliz como 1984 continúan desarrollando el subgénero de las distopías, incorporando la experiencia de los regímenes totalitarios a la ecuación. Y, en concreto, 1984, por ejemplo,toma mucho de El talón de hierro.

Solo el desarrollo económico sin precedentes que vivió Occidente en los años 50 y 60 apartará al escritor de esas visiones oscuras sobre la lucha de clases. Las siguirntes distopias se centraran en otras preocupaciones propias de la época. El desastre nuclear y/o ecológico, la rebelión de las inteligencias artificiales…

La sagacidad de London

London marcó el verdadero papel de EEUU en el mundo contemporáneo. Algo infravalorado por las grandes potencias europeas. También explicó como una situación revolucionaria podía conducir a una situación de reacción.

Pero, un aspecto muy importante es que London se anticipó al ascenso del fascismo. Tanto en Italia como en Alemania o España, el fascismo se hizo con el poder tras una situación abiertamente revolucionaria, en la que los socialistas y comunistas podían haber prevalecido.

El fascismo, históricamente, movilizó y uniformó a víctimas de la crisis del capitalismo… para sostener al capitalismo. El Talón de hierro, por su parte, movilizará, para aplastar a la oposición, a las Centurias negras, grupo paramilitar. Un anticipo de las SA nazis tomado de la Rusia zarista.

¿Y quién estaba detrás del ascenso del fascismo? No nos engañemos. Eran las élites economicas, el poder financiero, los trust, carteles y grandes corporaciones los que financiaban y armaban a Hitler y compañía. El Talón de hierro es, quizás, una versión menos «disfrazada», pero su esencia y función social era la misma.

Los sindicatos

Pero en la descripción de London hay una maniobra del Talón que no debe pasar desapercibida.

La oligarquía compra y corrompe a los sindicatos más poderosos. Les ofrece privilegios y prebendas para separarles de la masa oprimida. El fascismo ciertamente utilizó el sindicalismo corporativo, pero London va más allá. El Talón formaliza la existencia de una especie de «aristocracia obrera», que, si lo pensamos fríamente, realmente existe hoy en día.

Quizás en este punto, las élites sí han logrado introducir una división efectiva entre trabajadores: Una mayoría cada vez mas desprotegida, con menos derechos. Y una minoría con sus derechos blindados y sus condiciones de vida bastante diferenciadas. Todos podemos pensar en varios ejemplos, incluso dentro de una misma empresa.

No cuestiono ni muchísimo menos que sus derechos sean legítimos. Todo lo contrario. ¡Ojala los demás también los tuviéramos! Pero creo que han sido precisamente los sindicatos más «poderosos» los que han consentido esta creciente diferenciación entre asalariados. Y no hablo solo de España, que quede claro.

Porque seamos claros, algunos dirigentes de estos sindicatos, sí que parecen comprados por un actual Talón de hierro. Entonces, ¿existe un genuino Talón de hierro actual en la sombra? ¿O vamos precisamente hacia algo así?

¿Y qué opinas de todo ésto? ¿Has leído El talón de hierro? ¿Qué te pareció?

the iron heel first edition

Ficha del libro:

El talón de hierro

  • Autor: Jack London
  • Título original: The Iron Heel
  • Fecha de publicación: 1908
  • En España: Akal, ISBN 9788446034711

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3 comentarios en «El talón de hierro. Profecía militante.»

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