El rastre del llampEl rastre del llamp

Antes de nada, tengo que agradecer a la editorial catalana Mai Més por haber publicado El rastre del llamp de Rebecca Roanhorse. Primero, porque en general hace falta que lleguen más libros de fantasía y ciencia ficción a nuestras librerías. Pero, en particular, hace falta que lleguen más libros de ciencia ficción y fantasía en catalán. ¡Muchas gracias!

Pero además esta novela se inscribe en una nueva oleada de autoras de ciencia ficción y fantasía que están dando voz a colectivos que tradicionalmente no han tenido cabida en un mundo dominado por hombres blancos. Binti, del que ya hablamos en este blog, es otro gran ejemplo.

Fantasía mitológica en El rastre del llamp

El rastre del llamp no es ciencia ficción. Es un libro de fantasía, por lo que, en principio no tendría cabida en este blog. Sin embargo el escenario postapocalíptico que plantea me ha resultado original y muy interesante.

La civilización occidental ha quedado arrasada por una brutal catástrofe: la Gran Inundación. Lo que podría pensarse que era una consecuencia del cambio climático, se revela como un nuevo episodio en la historia y evolución del mundo, según la tradición mítica del pueblo navajo.

Así, con la Gran Inundación hemos abandonado abruptamente el Quinto mundo (la edad, en en el que, según los navajos, vivimos actualmente) y nos movemos en una nueva época en la que seres divinos, espíritus y monstruos vuelven a caminar entre nosotros.

Pero en unos EEUU completamente arrasados, los navajos han logrado sobrevivir como pueblo. Han estableciendo un Estado independiente: Dinétah —nombre ancestral que los navajos dan a su tierra original— donde se enfrentan a todas las adversidades que este Sexto mundo les presenta. Eso sí, el precio ha sido alto. Han tenido que construir un ciclópeo Muro que les aísla del resto del mundo.

En este universo nos encontraremos con Maggie Hoskie, la matamonstruos. Dotada de «poderes del clan», espíritus que habitan en su interior y que le proporcionan determinados poderes, Maggie se enfrenta a una plaga de monstruos, similares a golems. Pero su lucha es más profunda: se enfrentan su pasado y su futuro, una lucha, a priori, mucho más cotidiana, pero que en el Sexto mundo puede tener connotación impredecibles.

La cultura diné

La cultura de los pueblos nativos americanos es muy desconocida, sobre todo a este lado del Atlántico. El rastre del llamp nos permite conocer una pequeña parte del rico legado de estos pueblos. En concreto de las tradiciones de los navajo. Acostumbrados a la mitología, podríamos decir eurocentrista (griega y romana, sobre todo), supone un descubrimiento fascinante, original, muy diferente, lleno de ambigüedades y sin posiciones maniqueas.

Un personaje realmente sorprendente es El Coyote, Ma’ii, muy presente en El rastre del llamp. El Coyote es uno de los personajes más importantes de la mitología navajo. Salvando todas las distancias, tiene ciertos rasgos similares al Loki escandinavo, demostrando que, con todo, los mitos también reflejan vivencias y conflictos sufridos por la mayoría de la humanidad.

Aparece en numerosos relatos y, siempre hace uso de la astucia y los trucos. Casi siempre, guiado por sus propios intereses ambiciosos e impulsivos. Pero tampoco es un personaje estrictamente malvado y muchas veces a beneficiado a los navajos, por ejemplo ayudando a crear el maíz.

En la leyenda de la creación de la Vía Láctea, narrada en El rastre del llamp, mientras que el Dios negro refleja el orden y la planificación al colocar cuidadosamente las estrellas e incluso nombrarlas, el Coyote nos deja el caos y el desorden, al lanzar las estrellas impulsivamente sobre el firmamento. Claro que caos y orden son dos manifestaciones inseparables de la vida.

Dinétah
Dinétah

La tragedia amerindia

El pueblo navajo, como todos los demás pueblos amerindios, han sufrido, y siguen sufriendo, el impacto genocida que tuvo el descubrimiento y conquista europea de América.

Sin desmerecer, ni mucho menos, a los conquistadores y misioneros españoles, los estadounidenses anglosajones se llevan la palma en cuanto a la brutalidad desplegada contra los habitantes originales de América. Practicaron, a todas luces, un genocidio e instauraron un sistema de reservas que en muchos casos no dejaron de ser ghettos que recuerdan más a los bantustanes de la Sudáfrica del aparheit que a cualquier otra cosa.

Los amerindios de las reservas, pese a sus esfuerzos para conservar sus señas de identidad y su gobierno, malviven en la pobreza. Como única vía escape, bastantes reservas se entregaron a las mafias del juego, empeorando aún más, si cabe, su situación al generalizar la plaga del alcoholismo y la ludopatía.

Los navajos no fueron una excepción. Desde el siglo XVII, españoles, mexicanos y estadounidenses han acosado y asesinado a cientos de miles de navajos. Entre 1860 y 1866 se puede hablar abiertamente de guerra contra los navajos. Los navajos defendían su territorio y su modo tradicional de vida frente a la presión de los colonos estadounidenses.

La Larga Marcha

El episodio más violento fue la Larga Marcha al Bosque Redondo, mencionada en el El rastre del llamp, precisamente por el profundo impacto que causó a las conciencias de los navajos, y que aún está presente.

En la primavera de 1864, el ejército de EEUU forzó y «escoltó» a 9.000 navajos, hombres, mujeres, ancianos y niños, fuera de sus tierras ancestrales. Les obligaron a recorrer a pie más de 500 kilómetros durante 18 días, sin prestarles la más mínima asistencia. Se calcula que 200 personas morirían durante la caminata. No fue la única deportación, se calcula que hubo unas 53 marchas forzadas, hasta 1866. 

En 1868 se firmó un tratado de paz con los jefes navajos. Se les permitió regresar a Dinétah y se les reconoció una reserva india. Sin embargo, el impacto que tuvo la Larga Marcha en la conciencia colectiva navaja perdura hasta hoy en día. Sobre todo porque la reserva, incluso actualmente, no garantiza ni suficiente autonomía y autogobierno, ni prosperidad, ni suficiente dignidad.

¿Apropiación cultural?

Como hemos visto, el pueblo navajo comparte la triste historia de los pueblos amerindios. Su cultura y tradiciones están en peligro, así que a la novela que tratamos se le suma el mérito de que ayuda a conservar una cultura que está en peligro de desaparecer. La conserva y la moderniza, para que esté al alcance de futuras generaciones. El valor de esta acción es incalculable.

Rebecca Roanhorse no es navaja. Su ascendencia es afroamericana y de los indios pueblo, otro conjunto de tribus amerindias. Por eso, algunas asociaciones de navajos han acusado a Roanhorse de «apropiación cultural» por tratar a una cultura que, en principio, no es la suya.

Entiendo los temores de estas asociaciones. Salvando las distancias, lo mismo pasó con Rosalía cuando compuso El mal querer: Algunos colectivos gitanos le acusaron de apropiarse de la cultura flamenca.

Vivimos en un mundo cada vez más globalizado, es decir, cada vez más homogéneo, aplastantemente homogéneo. La «cultura» es cada vez más un refrito estadounidense con espacios «pintorescos» destinados al turismo. En ese contexto, las minorías culturales, cada vez más arrinconadas, pueden llegar a reaccionar con las uñas para tratar de defender un patrimonio milenario amenazado. Pero se equivocan de enemigo.

Obras como El rastre del llamp precisamente aumentan el interés de la cultura navajo, rompen los muros del desconocimiento, del aislamiento. Aunque no sean puristas u ortodoxas, aunque su autora no sea 100% navaja. Yo mismo desconocía la historia de este pueblo y la lectura del libro despertó mi interés por si historia, sus mitos, su cultura… Conocer es imprescindible para sentir, para defender, para preservar.

El futuro de la cultura

La Revolución francesa fue un acontecimiento histórico imprescindible. Fue un momento crucial para dejar atrás el feudalismo y adentrarnos en una época, en principio, más racional, más igualitaria, más justa. En la lucha del París burgués e ilustrado contra el campo agrario y tradicionalista el particularismo sufrió un durísimo golpe. Los parisinos se erigieron como «ciudadanos franceses» y extendieron esa visión al conjunto del país. El ciudadano francés, habla francés y su cultura es la francesa. Ese vector interesaba al naciente capitalismo: los particularismos, como los aranceles, entorpecían el intercambio de mercancías y los negocios. Fue el nacimiento de los Estados-nación contemporáneos, pero también los primeros pasos de la «globalización».

Capitalismo e imperialismo van de la mano, y los nuevos Estados nacionales expandieron su influencia sobre los territorios del resto del mundo. Y a la vez que se desarrollaba la industria, la ciencia o la tecnología, la cultura mundial se ha ido haciendo cada vez más homogénea. Una lengua franca mundial, unos productos distribuidos por todo el mundo, la misma ropa, el mismo ocio, los mismos alimentos… es más fácil, más barato…

E incluso más interesante para los poderosos, porque lo diferente provoca comparaciones, provoca cuestionamientos. Si todo es igual, cuesta visualizar alternativas, pero si hay diferentes puntos de vista, de la confrontación de modelos pueden surgir ideas nuevas e innovación. Y podemos replantearnos lo que nos aparece cotidianamente como realidades inamovibles. Sólo por ello, toca defender las culturas minoritarias, aunque sólo sea para tener a nuestro alcance otros puntos de vista, capaces de hacernos reflexionar sobre si hay otras maneras de entender lo que nos rodea. Pero es necesaria una defensa activa, porque de lo contrario, si dejamos a la economía y a la globalización actuar «libremente», nos quedará lo que más arriba comentaba: las culturas tradicionales, reducidas a parques temáticos para el turismo.

Por eso, también son imprescindibles libros como El rastre del llamp, una historia del pueblo navajo, en catalán.

¿Y tú que opinas de todo esto? ¿Has leído El rastre del llamp? ¿Qué te ha parecido?


El rastre del llamp
Cubierta de El rastre del llamp

Ficha del libro:

El rastre del llamp

  • Autora: Rebecca Roanhorse
  • Título original: Trail of Lightning
  • Fecha de publicación: 2018
  • En España: Mai Més Editorial, ISBN 9788412057607.
  • Traductora: Scheherezade Surià
  • Premio Locus 2019 a la Mejor Primera Novela.

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