Disco Elysium, el empáticoDisco Elysium, el empático

Un RPG en el que eres un detective, con tendencias autodestructivas, que investiga un crimen aparentemente sencillo, pero con muchas implicaciones políticas. Éste sería un resumen bastante exacto —y el más inexacto posible— de Disco Elysium, un juego de rol  diseñado y escrito por el novelista estonio Robert Kurvitz en 2019. Porque no se trata de la clásica aventura de detectives.

Ciertamente el protagonista es un detective de la policía de Revachol —luego hablaremos de este lugar—. Nuestro personaje se despierta amnésico y resacoso en una caótica habitación de un hotel, tras una brutal ingesta de drogas y alcohol. Pronto descubriremos que somos una especie de policía y que estamos en esa parte de la ciudad para investigar un asesinato: un hombre que lleva días muerto, colgado de un árbol, supuestamente linchado por los matones de un poderoso sindicato.

Nuestra identidad

Una de las características de los juegos de rol es que solemos construir a nuestro personaje. En Baldur’s Gate, o en Caballeros de la Antigua República, por poner dos ejemplos, distribuíamos unos puntos entre varias características del personaje: fuerza, destreza, inteligencia… Además escogíamos su profesión: guerrero, ladrón, jedi… así como sus poderes, habilidades secundarias o derivadas…

Disco Elysium sigue, en principio, este criterio, pero con unos puntos de partida algo diferentes de los habituales. Los tres arquetipos que aparecen por defecto hablan por si solo: Un intelectual sociópata, un emocional enloquecido o un tonto bruto. Si decidimos personalizar el personaje distribuiremos puntos, como en los demás juegos de rol pero entre cuatro campos: intelecto, psico, constitución y motricidad (inteligencia, inteligencia emocional, fuerza física o agilidad). Cada una de estas cuatro aptitudes se materializan en seis habilidades por cada aptitud: Lógica, visión espacial, retórica… hasta seis, en el caso de intelecto; voluntad, empatía… con psico… Así con cada una de las cuatro.

Cada una de estas habilidades, el grado de especialización que tengamos, nos abrirán o nos cerrarán las puertas de nuestra investigación. Tanto en el crimen, como en descubrir quién somos realmente, o en quién nos queremos convertir. Porque en ese aspecto, el juego tiene una cierta semejanza con otro gran clásico del rol, Planescape: Torment, un rol muy psicológico. Sobre un lienzo casi vacío, pintaremos a nuestro propio protagonista con numerosísimos matices.

Interpretar un personaje… o eso creemos

Uno de los aspectos que más me llama la atención de los juegos de rol es la interacción entre el jugador y su personaje. ¿Qué papel interpretamos? Creo que hay algunos jugadores que creen que cuando crean y juegan con un personaje, están interpretando un papel, como un actor. No digo yo que algunos hacen precisamente eso. O bien el papel que creen que encaja más con la historia, o bien el personaje más extremo y que, piensan, les garantizará la mayor diversión posible.

Sin embargo, creo que la mayoría, al final lo que hacemos es plasmar en ese personaje, de una manera más o menos inconsciente, nuestros anhelos o fantasías… o cómo nos vemos a nosotros mismos, o cómo nos gustaría que nos vieran. No es extraño que establezcamos un vínculo emocional con nuestro personaje, como señalé cuando escribí sobre Revan.

En Disco Elysium, donde el aspecto psicológico tiene tanta importancia, esta vinculación entre el jugador y su personaje me resultó sorprendente. Porque paso a paso, iremos desarrollando una personalidad que puede llegar a ser muy compleja, con momentos y situaciones en los que inevitablemente nos veremos reflejados.

Los pensamientos en Disco Elysium
En Disco Elysium podremos desarrollar pensamientos

Lo importante es el camino

Decidiremos si nuestro policía es empático, o es un sociópata. Si es un alcohólico y drogadicto incurable, o si intenta y lucha por rehabilitarse. Si es un romántico, o un cínico. O alguien comprometido, o desencantado y a vueltas con todo.

Incluso el juego profundizará mucho y de manera sorprendente en aspectos ideológicos. Llamando, a demás, a las cosas por su nombre. Iremos moldeando nuestra ideología. Si somos apolíticos, de izquierdas o de derechas. Desde un militante comunista ateo incluso con formación en economía política, hasta un fascista racista con su propia teoría de darwinismo social. Conservadores moralistas (religiosos), liberales, socialdemócratas, anarquistas… Todas las luces del espectro político tienen su lugar en Revachol, aunque veremos que no son exactamente las mismas ideologías y creencias que las nuestras.

Al final los múltiples caminos conducen más o menos a un desenlace muy similar —al menos hasta donde yo he jugado—. Un final que, hay que decirlo, de forma aislada parece completamente insatisfactorio y un deus ex machina en toda regla —no lo voy a desvelar—. Pero realmente no es así. Es un final que nos dice dos cosas:

  1. En la vida, lo importante es el camino que hemos seguido. Las decisiones que hemos tomado nos van conduciendo por una ruta y es precisamente ese viaje el que podemos disfrutar o no. En este juego desde luego es así. Por muy malo que fuera el final, no podría ensombrecer todo el camino recorrido.
  2. Porque al final, el final, es el mismo para todos. Da igual las decisiones que hayamos tomado. Efectivamente, en la vida al final todos nos morimos. Da igual el camino que siguiéramos. Disfrutamos el camino, no el final. En el juego, finalizamos la partida y resolvemos el misterio. Y no hay nada más, salvo el entretenimiento que nos ha hecho disfrutar durante horas.

Bienvenidos a Revachol

No he dicho nada aún sobre el trasfondo del juego. Y sin embargo, es uno de sus principales valores. Sobre todo porque lo iremos descubriendo poco a poco. Con un dato sorprendente aquí, una cosa rara allá que no podemos explicar… Casi me da pena contarlo y que el jugador novel no pueda sorprenderse a medida que avanza la historia. Cuando comenzamos a jugar podríamos pensar que estamos viviendo en nuestra época, en nuestro mundo. Un detective hortera, anclado en la música disco de los años 70. Alcohólico. Consumidor de todo tipo de drogas… Tentados a rehacer nuestro personaje y moldearlo a un Doctor House policía.

Sin embargo, pronto notaremos cosas raras. Los nombres de las ciudades, del país, no son reales. Ok, Kurvitz se ha inventado un país. Es habitual. Sin embargo, de pronto nos encontramos con que la cronología de la historia no tiene nada que ver con la nuestra. Fue lo primero que me descolocó. Estamos en los años 50. Atención, no en 1950, sino en los años 50 a secas. ¡Curioso!

A todo esto, estamos en Martinaisse, una pequeño barrio portuario de Revachol Oeste, uno de los distritos en que se divide la ciudad y país de Revachol. Martinaisse es una barriada en ruinas, traumatizada, empobrecida… controlada por el sindicato del puerto, la única fuerza capaz de mantener la paz en este lugar abandonado por las fuerzas de ocupación.

La historia de Elysium

El pasado de Revachol está presente en toda la historia. Comprenderlo es fundamental para entender su presente, para comprender a sus personajes. Hace cinco décadas una revolución comunista derrocó a una corrupta y decadente monarquía. Curiosamente, durante el período de máximo apogeo de esta monarquía, Revachol fue el centro de un Imperio colonial dirigido por una dinastía de reyes llamados Felipe. Felipe II fue el principal monarca… luego se sucedió la decadencia y el despilfarro. ¿A qué nos suena eso?

La Comuna comunista no duró mucho. Una intervención militar extranjera invadió Revachol y aplastó a los comunistas. Desde entonces el país ha sufrido la ocupación internacional. Nunca recuperaron la independencia. Nada se ha reconstruido. La decadencia y las ruinas están por doquier. Resentimiento, heridas que no han cerrado, humillación nacional, pobreza endémica… Bien, este relato podría estar inspirado en la propia historia de Estonia, o de, en general, los países de Europa del Este, llena de revoluciones e invasiones y dominios extranjeros, pobreza y humillación.

Bien. Aún podemos estar en una versión distinta de la Tierra. Una ucronía, porque aunque los regímenes políticos coinciden, las religiones por ejemplo no lo hacen. No existe el cristianismo. Lo más parecido es el credo doloriano, fundado por Dolores Dei. El comunismo, por ejemplo, fue desarrollado no por Marx, sino por Kras Mazov, y no se identifica con la hoz y el martillo, sino con un pentagrama y las astas de un ciervo.

El disco y la palidez

Pero no, no es una ucronía. No estamos en la Tierra. Ni siquiera en un planeta. Estamos en el disco Elysium.

Elysium, el nombre de este mundo, no es un planeta. Es un disco. O eso creen los científicos del lugar. Las investigaciones más modernas creen que se trata de un disco —plano—, dividido en las distintas zonas habitables de Elysium: Siete «isolas», continentes, por así decirlo. Revachol, por ejemplo, está situado en la isola Insulinde, un archipiélago. El basto océano divide las isolas, el basto océano y La Palidez.

La Palidez puede recordar a la Nada de La historia interminable de Michael Ende. La Nada, que representaba la rutina gris de la vida adulta, el colapso moderno de la imaginación y la depresión infantil, destruía Fantasía y a todos sus moradores. La Palidez, sin embargo, es más compleja. En ella, como en el interior de un agujero negro, no se cumplen las leyes de la física. Los científicos han demostrado que está creciendo. Ya ocupa el 75% del disco Elysium y sigue avanzando. Su contacto provoca graves alteraciones mentales en los humanos. Pero atravesarla es fundamental para poder conectar las distintas isolas. Sin la Palidez, cada isola estaría aislada de las demás. La Palidez parece nacer de puntos infinitesimales, una especie de singularidad donde desaparece el sonido, y se alimenta de los recuerdos de los humanos.

¿Queda claro que no es la clásica aventura de detectives? Si quieres conocer más sobre el universo de Disco Elysium y la Palidez, te recomiendo leer el siguiente artículo de Miguel Solo.

Martinaisse, donde se desarrolla Disco Elysium
Martinaisse, donde se desarrolla Disco Elysium

Otro lugar, las mismas heridas

El Eliseo, los Campos Eliseos, era, en la mitología griega, el lugar al que los héroes y justos acudían tras la muerte. También se conocían como las Islas Afortunadas, situadas lejos en Occidente, separadas de la Tierra por el Océano. Quizá en otra época, los habitantes de Revachol vivían en un auténtico «disco Eliseo», pero durante el transcurso del juego, Elysium está lejos de ser un paraíso.

Es interesante señalar que, viviendo en una realidad física completamente diferente a la nuestra, la humanidad en Elysium se ha desarrollado de una manera bastante similar a la nuestra. Desde luego, eso buscaba precisamente Kurvitz, porque imaginación para marcar diferencias con nuestro mundo no he la faltado.

Kurvitz quiere demostrarnos que, da igual que nuestra civilización se desarrollara en nuestro planeta o en un disco, que existiera una ruta de la seda y una ruta de las indias para conectar el mundo, o que se hiciera a través de la Palidez… los problemas de la humanidad son los mismos y conducen a los mismos conflictos: guerras, revoluciones, tiranías, invasiones, pobreza, injusticia, desigualdad… Nuestra sociedad, por cómo es, genera graves contradicciones y los humanos buscamos idénticas soluciones.

La educación política

Cuando el equipo de Disco Elysium recogió el premio Fresh Indie Game de 2019, la desarrolladora del videojuego Helen Hendepere quiso agradecer expresamente a Marx y Engels por haberles dado educación política, haberles enseñado a pensar. Algo muy difícil de escuchar hoy en día, y sobre todo entre gente joven.

Y es que en la trama de Disco Elysium hay una cierta simpatía hacia la revolución comunista que se desarrolló en Revachol y, desde luego, una gran denuncia de la devastación y decadencia que trajo consigo el aplastamiento de la Comuna y el establecimiento del régimen de ocupación extranjero. Puede que los dirigente del sindicato del puerto sean corruptos, pero el liberalismo apátrida de las grandes empresas y el dominio burocrático de las potencias extranjeras son claramente responsables de la miseria que vive la población de Martinaisse.

Y esa brutal pobreza capitalista que observaremos mientras deambulamos por Martinaisse no es algo exclusivo de Disco Elysium, es munición para futuras revueltas y revoluciones en nuestra propia Tierra. Contradicción y heridas sociales que la libre empresa no logra superar. Lecciones de lo que supone el capitalismo y la lucha de clases que en su día ya señalaron Marx y Engels y que conviene no olvidar pese a todas las tendencias postmodernistas de las facultades de economía, filosofía o historia.

La caída del Muro

Los países del Este están muy marcados por la herencia de la antigua URSS. Pero no podemos ver esa herencia como algo blanco o negro. Está lleno de matices grises. No todos los estonios —y demás pueblos de Europa del Este— son defensores a ultranza de los regímenes que tienen actualmente, ni todos son nostálgicos acríticos de la URSS. Desde luego la URSS no cayó porque sí. No era el régimen idílico que supuestamente tenía que ser el comunismo. Pero se protegía la educación, la sanidad, la ciencia, la cultura… y se garantizaba un mínimo de calidad de vida que el capitalismo en muchas partes del mundo actual es incapaz de mantener.

Cuando cayó el Muro, mientras que unos pocos —normalmente vinculados a los antiguos Partidos Comunistas— se enriquecieron abruptamente, para la mayoría de la población vinieron años de ultracapitalismo, pobreza, mafia, incluso colapso social (y en algunos países, guerras y genocidios).

Los habitantes de la antigua RDA aún son ciudadanos de segunda dentro de Alemania. Algunos países «más afortunados», como precisamente Estonia, Letonia o Lituania se podría decir que se han convertido en semicolonias de Alemania, Suecia y Finlandia. Otros, un segundo grupo de países, han más o menos sorteado los efectos más nefastos de la «transición al libre mercado» gracias a su pertenencia a la Unión Europea, pero a costa de grandísimas contradicciones políticas, sociales e ideológicas, como en Polonia o en Hungría, que no están resueltas.

Rusia logró salir más o menos del pozo económico que supuso la vuelta al capitalismo en los noventa gracias a sus ingentes reservas de materias primas y su preponderancia política y militar, pero no se puede hablar de que haya democracia en la Rusia de Putin precisamente. Y, por último, la mayoría de las repúblicas ex-soviéticas y los países balcánicos que están fuera de la UE siguen siendo lugares de gran inestabilidad, guerras, conflictos potenciales y un futuro muy incierto.

El futuro de Elysium

No creo que Zurbitz o Hendepere sean nostálgicos. Pero sí son inteligentes. Comprenden que hay aspectos de la antigua economía planificada que eran positivos para la mayoría de la población. Y que hay muchas cosas del capitalismo que suponen un horror sin fin para millones de personas. También seguramente notarán las claras contradicciones entre lo que decía la ideología de Marx y Engels y lo que finalmente había en la URSS de Stalin y sus sucesores.

No sabemos cuál es el futuro del Disco Elysium. ¿Se liberará la gente de Revachol del dominio extranjero? ¿O se avanza inevitablemente a una nueva guerra civil? ¿Se comprenderá la naturaleza de la Palidez y se detendrá su avance? ¿Existe alguna relación entre Disco Elysium y la Tierra? Todas estas preguntas y muchas otras no se resuelven en el videojuego. No pueden resolverse. Pero sería un desperdicio no aprovechar este universo para nuevas historias, sea o no sea nuestro personaje su protagonista.

Este verano circuló la noticia de que pronto tendríamos una serie basada en Disco Elysium. De hecho Disco Elysium se basa a su vez en el universo que el propio Zurbitz desarrolló en una novela escrita en 2013, Püha ja õudne lõhn, que vendría a significar «Olor sagrado y espeluznante» y que no está traducida ni al castellano ni al catalán. También se ha hablado, antes de la pandemia, de una expansión y una secuela del videojuego… Habrá que esperar.

¿Y tú qué opinas de todo esto? ¿Has jugado a Disco Elysium? ¿Qué te pareció?


póster de Disco Elysium
póster de Disco Elysium

Ficha del videojuego:

Disco Elysium

  • Escritor y diseñador: Robert Kurvitz
  • Desarrolladora: ZA/UM
  • Género: videojuego de rol
  • Lanzamiento: 15/10/2019
  • Premios (Entro otros):
    • Mejor narrativa, Mejor Juego de Rol, Mejor Juego Independiente y Premio Fresh Indie Game en los Game Awards 2019.

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