La máquina del tiempoLa máquina del tiempo

Viaje en el tiempo y advertencia social de H. G. Wells

He decidido hablar de La máquina del tiempo de H. G. Wells, porque desde que Thalassa inició su andadura, aún no habíamos tratado un tema tan apasionante, muy presente en la ciencia ficción, como son los viajes en el tiempo. Una temática que, por cierto, fue la que me introdujo en mi infancia en la ciencia ficción.

Por supuesto, no fue H. G. Wells el primero que abordó el tema de los viajes temporales. Y de hecho, fue un español, el poeta madrileño Enrique Gaspar, el primero en inventar una máquina del tiempo, su Anacronópete, en 1887, aunque los propios viajes en el tiempo eran anteriores a esa fecha.

Pero fue sin duda H. G. Wells el que popularizó esta temática, con una de las mejores historias escritas por el periodista inglés.

El viaje en el tiempo para Wells

«Fue, pues, a las diez de hoy cuando la primera de todas las Máquinas del Tiempo comenzó su carrera. Le di un último toque, probé todos los tornillos de nuevo, eché una gota de aceita más en la varilla de cuarzo y me senté en el soporte.»

El Viajero en el Tiempo, protagonista del relato, del que nunca llegamos a conocer su nombre, relata a sus amigos, entre ellos al mismísimo escritor, su primer viaje en el tiempo.

Durante varios días previos, el grupo de amigos venían debatiendo sobre ésta posibilidad. Primero de manera teórica. En esta parte, Wells explica, por boca de su Viajero, que el tiempo es una cuarta dimensión, anticipándose en ese sentido al propio Einstein.

Luego El Viajero les mostrará un pequeño prototipo de su máquina en el que lleva trabajando dos años. El prototipo se desvanecerá ante los ojos de sus incrédulos colegas. A cuenta del prototipo, Wells negará que puedan darse paradojas temporales, tan presentes en los viajes en el tiempo de obras posteriores.

Finalmente, El Viajero revelará su propia máquina, aún inacabada, para, un tiempo después, experimentar él mismo con un viaje al futuro.

El nudo de La máquina del tiempo

«¡Qué extraños desenvolvimientos de la Humanidad, que maravillosos avances sobre nuestra rudimentaria civilización, pensé, se me iban a aparecer cuando llegase a contemplar de cerca el vago y fugaz Mundo que desfilaba rápido y que fluctuaba ante mis ojos!»

Ésta era la previsión optimista que la clase dominante, no sólo británica, y la mayoría de los hombres cultivados, tenían del progreso de la humanidad. Ya lo señalamos en la entrada de Metrópolis, como antes de la primera guerra mundial, se percibía el desarrollo de la tecnología y de la industria como una línea ininterrumpida hacia el paraíso en la Tierra.

Pero H. G. Wells era socialista, y para él, como para muchos pensadores y activistas de ésta corriente ideológica, el futuro no se presentaba necesariamente tan idílico.

H. G. Wells veía dos caminos posibles para la humanidad. Uno de ellos, el establecimiento a largo plazo de un comunismo integral, sociedad utópica donde «de cada uno según sus posibilidades, a cada uno según sus necesidades». Los amigos del Viajero llegan a hablar de esa posibilidad durante sus charlas. Y en su primer contacto con los elois, esa será también la primera explicación que dé El Viajero al mundo del futuro.

Pero también había otra terrorífica posibilidad.

Elois y Morloks

El Viajero se encontrará con un mundo completamente diferente al que se esperaba. Como hemos dicho, en su primer contacto con los elois, éstos le parecerán hermosos y virtuosos y llegará a pensar que el comunismo integral se ha establecido después de tantos milenios (estamos en el año 802.701).

Pero pronto descubrirá que se trata de una humanidad acobardada, que ha perdido su curiosidad, su inteligencia y su empatía hacia otros seres humanos.

Y en contraposición, también se encontrará contra los temibles morlocks, también descendientes de los humanos, pero monstruosamente adaptados  a vivir en el subsuelo, en la oscuridad. Son carnívoros, a diferencia de los elois, bestiales y astutos. En la oscuridad de la noche cazan a los elois de los que se alimentan.

Ambas subespecies, morlocks y elois son los descendientes de la humanidad. Y como reflexionará El Viajero del Tiempo, son el resultado de la división de la sociedad en clases sociales antagónicas durante los años de capitalismo salvaje.

La esfinge blanca, que preside la entrada al inframundo de los morloks, así nos lo dice. Éste ser mitológico interroga a Edipo con la conocida adivinanza sobre la evolución en la vida de un ser humano. Ahora la esfinge interroga a El Viajero mostrando la evolución de toda la especie.

Morlock de la máquina del tiempo

La máquina del tiempo: crítica social feroz

Antes mencionamos que H. G. Wells era un conocido socialista. Aunque le interesaba el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, comprendía que ese avance si no repercutía en beneficio de la mayoría de la sociedad, acarrearía nefastas consecuencias para la humanidad. En La máquina del tiempo critica la brutal división de clases sociales existente bajo el capitalismo de finales del siglo XIX.

Según Wells, los elois son los descendientes de los burgueses. Ricachones y hedonistas, alejados de todo trabajo manual porque sus sirvientes lo hacían todo por ellos. Con el paso del tiempo, esa inactividad, esa pasividad, les hará decaer, hasta el punto de perder toda su curiosidad y con ella la inteligencia.

En cambio los morlocks descienden de los trabajadores industriales, del proletariado. Encerrados en sus fábricas y en sus minas. Esclavizados para ser apéndices de sus máquinas. Con el paso de los milenios se irían adaptando a esa vida subterránea y cada vez estarán más embrutecidos. Cuando los burgueses/elois comenzaron a degenerar y su intelecto a desaparecer, serían los nuevos morlocks los que se situarían en la cima de la cadena trófica.

Barbarie

Por supuesto, H. G. Wells no simpatizaba con los morlocks caníbales. Pero sí que quería enfatizar que la burguesía terminaría por destruir a la humanidad si mantenía la brutal explotación que vivían los trabajadores. «Socialismo o barbarie» decía la también socialista Rosa Luxemburgo, contemporánea de H. G. Wells. En La máquina del tiempo, vemos una de las formas que podía adoptar esa «barbarie».

El pesimismo de Wells queda aún más reflejado en sus viajes finales a dos periodos aún más alejados en el futuro, cuando la humanidad ya ha desaparecido y la Tierra se aproxima a su muerte. Es entonces cuando el Viajero siente aún un mayor temor que le impulsará a volver a su tiempo.

Curiosamente, en Metrópolis de Fritz Lang veremos el inicio de esta división, en elois y morlocks, cuando los trabajadores malviven en los subterráneos de la ciudad, mientras que los amos tienen una vida de hedonismo y placer en la superficie. Fritz Lang corta esta dramática involución gracias a la figura de «el mediador». Casi parece que Metrópolis responde a H. G. Wells, para satisfacción del régimen nazi, que había prohibido y quemado los libros del escritor británico.

Pobreza y explotación

No somos del todo conscientes de la tremenda pobreza y explotación que sufrían los obreros europeos de la época. Las condiciones que ahora se dan en muchos lugares del mundo y que para un europeo pueden parecen imágenes lejanas y ajenas, se repetían en todos los barrios obreros de las principales ciudades europeas.

Y si en Europa, pese a la crisis, aun no hemos regresado a vivir semejantes dramas con la crudeza de antaño (en contraste, por ejemplo, a los EEUU y sus tremendas bolsas de pobreza), es gracias a los derechos sociales que aún disfrutamos, pero que están en peligro: educación y sanidad pública, prestación por desempleo, pensiones…

En cuanto a si en un futuro desaparecerán las clases sociales (o cualquier forma de jerarquización de la especie humana)… quién sabe. Un comunista explicará que eso sucederá cuando los medios de producción pertenezcan al conjunto de la sociedad y no sólo a unos pocos individuos. Un anticomunista dirá que siempre habrá personas que trabajarán más duro y por lo tanto merecerán más y otros que tratarán de aprovecharse de la sociedad. Mi experiencia es que precisamente los gorrones y corruptos abundan en las capas más altas, y que, entre los trabajadores, salvo excepciones, hay bastante trabajo duro y pocas gratificaciones.

En Star Trek no parece haber clases sociales, aunque sí hay una jerarquía de mando en la Flota Estelar. En el ciberpunk la estratificación social alcanza límites salvajes, recordando al capitalismo del s.XIX. En Babylon 5, existen clases y sus problemas son muy parecidos a los nuestros, pero a escala galáctica. Quizás, para un escritor de ciencia ficción resulta muy complicado mostrar un futuro sin clases sociales. O bien, porque directamente no es capaz de imaginárselo. O bien, porque no cree que un lector del siglo XXI pueda comprender o, sobre todo, identificarse con los conflictos y contradicciones que esta sociedad futura, sin clases, pudiera albergar.

¿Y tú qué opinas de todo esto? ¿Has leído La máquina del tiempo? ¿Qué te ha parecido?


La máquina del tiempo de H. G. Wells
La máquina del tiempo de H. G. Wells

Ficha del libro:

La máquina del tiempo

  • Autor: H. G. Wells
  • Título original: The time machine
  • Fecha de publicación: 1895
  • En España: Anaya, ISBN 9788466784801
  • 2ª mejor novela corta de todos los tiempos según Locus (1999)

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3 comentarios en «La máquina del tiempo, los morlocks y elois»
  1. Leí la novela en su día, y (aparte de la crítica social que es evidente) también es un libro que marca el inicio de un subgénero de la ciencia-ficción como son los viajes en el tiempo…dos si incluimos el subgénero post-apocalíptico. Una novela muy interesante que muestra los pensamientos no sólo de Wells sino de la sociedad finisecular del XIX.

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