1984

Orwell se confundió. El Gran Hermano es capitalista.

1984 es uno de los libros distópicos más importantes de la historia. Su fama es mundial y nos ha legado muchos conceptos que, por desgracia, podemos aplicar hoy en día, como sería la neolengua. Más masiva aún fue la utilización (o prostitución) televisiva del concepto de Gran Hermano para los famosos reality, recogiendo la idea del vigilante que controla todos nuestros movimientos. Aún recuerdo su primera temporada cuando trataron de presentarlo como un "experimento sociológico". Desde luego George Orwell no se merecía semejante vulgaridad.

1984 fue publicada en 1949, poco antes de la muerte del autor. Su libro es un tratado sobre el pesimismo, escrito por un hombre moralmente destruido. Aunque Orwell decía que 1984 era una sátira, lo cierto es que era un retrato fiel de sus pesadillas. Sus experiencias durante la Guerra civil española y, posteriormente, la Segunda guerra mundial, le generaron un marcado pesimismo hacia nuestro futuro.

Como todo el mundo sabe, 1984 nos describe un terrorífico mundo divido en tres superpotencias regidas por todopoderosos Estados totalitarios. Winston Smith trabaja en el Ministerio de la Verdad en Londres. Las islas británicas forman parte de Oceanía, una de las tres superpotenias que luchan constantemente entre ellas. Allí gobierna el Ingsoc, el Partido, partido único cuya cara pública es el omnipresente Gran Hermano.

Winston Smith trabaja reescribiendo la historia, pero poco a poco su insatisfacción le lleva a cuestionar su existencia y ha rebelarse contra el sistema social que le ha tocado vivir.

¿Qué llevó a Orwell a escribir 1984?

Cuando Orwell escribió 1984 estaba muy lejos del joven inglés militante del Partido Comunista que acudió a España a luchar contra el fascismo. Su experiencia en Catalunya, relatado en su libro Homenaje a Catalunya (1938), le llevó a romper con la línea oficial del comunismo estalinista y a simpatizar con las posiciones más críticas del POUM de Andreu Nin. Aquí vivió la desmantelación de las milicias y de las colectivizaciones por parte del Estado republicano y el PCE, las jornadas de Mayo del 37 en Barcelona y la ilegalización y persecución del POUM, así como la captura y ejecución de sus principales dirigentes por parte de los servicios secretos soviéticos.

Así, Orwell rompió el carnet del Partido Comunista y giró a posiciones que él denominaba de "socialismo democrático", denunciando y equiparando todos los regímenes totalitarios y, finalmente, llegando a colaborar con el gobierno británico. Su rechazo a la política de Stalin está también muy ilustrada en Rebelión en la Granja (1945), en la que los animales se rebelan contra la opresión humana, pero los cerdos, que se hacen con el poder, terminan convirtiéndose en nuevos humanos. En la época en la que escribía 1984, Orwell no tuvo empacho en delatar a varios intelectuales británicos que simpatizaban con la URSS.

1984, estalinismo y trotskismo

Una primera lectura de 1984 parece mostrarnos una crítica demoledora al estalinísmo. Estamos ante un Estado todopoderoso, de partido único, con una clara jerarquía, y una economía industrial y planificada burocráticamente. El Ingsoc es "socialismo inglés", igual que en Eurasia -otra de las tres potencias- gobierna el "neobolchevismo".

El Gran Hermano es evidentemente Stalin, incluso en su descripción física y el papel icónico que adoptó en la propaganda soviética. Y Goldstein, El enemigo del pueblo, antagonista del Gran Hermano, está tomado de León Trotsky (Lev D. Bronstein), destacado revolucionario ruso. Trotsky, comandante en jefe del Ejército Rojo durante la Guerra civil rusa, perdió el poder en la lucha sucesoria que siguió a la muerte de Lenin. Exiliado de la URSS, perseguido y finalmente asesinado por orden de Stalin escribió numerosa literatura combatiendo el régimen establecido en Moscú al que consideraba una deformación burocrática de la revolución y, por tanto, contraria al comunismo.

Uno de los libros más famosos de Trotsky fue La revolución traicionada. Allí Trotksy analizaba el régimen estalinista. Fue prohibido en la URSS, incluso tras la muerte de Stalin. Éste libro es, sin duda, El Libro de Goldstein, donde se desenmascara y se explica todo el régimen de dominación establecido por el Ingsoc.

1984
Fotograma de la magnífica película de 1984, dirigida por Michael Radford.

Orwell no era "trotskista"

Pero una atenta lectura demuestra que Orwell no era, ni muchísimo menos, simpatizante de Trotsky. En Rebelión en la granja, el cerdo que también representa a Trotsky y huye de la granja, era también un cerdo al fin y al cabo. En 1984, Orwell va más allá.

Como O'Brian le revela a Winston, tanto Goldstein como el Libro son mecanismo del propio Partido para atraer a posibles rebeldes. Estos incautos, como el propio Winston, terminan cayendo en las garras del régimen. Son torturados y preparados para confesar sus crímenes, para luego desaparecer. El Partido necesita a Goldstein y al Libro para encauzar el descontento que inevitablemente genera el régimen. Le dan un cauce de expresión y, así, fortalecen al régimen.

Y es verdad que Stalin usó el "trotskismo" como chivo espiatorio. Purgó a muchos de sus rivales acusándolos de manera infundada de "trotskistas". Además eso le ayudó a crear un clima de terror que le garantizaba su dominio. Es la misma idea que décadas después le explicará el Arquitecto de Matrix a Neo y que también está presente en algunos pensadores que consideran que la sociedad actual utiliza métodos semejantes para reconducir el descontento.

No sólo estalinismo

Hoy ya no existe la URSS. Y, no obstante, muchos de los métodos que el Ingsoc usa para dominar y controlar la sociedad están muy presentes en los Estados "democráticos" modernos. Parece que la pesadilla de 1984 es muy actual.

  • Vigilancia constante. ¿Y no la hay cada vez más? Es verdad que la vigilancia constante de los Estados policiales propios de las dictaduras era menos sutil, más burda. Pero ¿no hay cada vez más vigilancia? Los atentados del 11-S en EEUU trajeron mucha vigilancia -entre otras cosas-. En nombre de la seguridad sufrimos  un recorte drástico de las libertades individuales en medio mundo. Pero no sólo nos vigilan los Estados. ¿No nos monitorizan constantemente empresas como Google o Facebook?
  • Manipulación informativa. Realmente sí que se reescribe el pasado. Una vez más, no de una manera burda, pero sí de una manera efectiva. La historia se manipula y la escriben "los vencedores". A través de un sistema educativo que cada vez dedica menos recursos a la historia, por ejemplo. O repitiendo mentiras y propaganda de manera machacona (como los conceptos de "Reconquista", "descubrimiento de América", "Reconciliación nacional"...  Y sin hablar de los medios de comunicación. Son creadores de opinión. Y orientan y modifican las noticias a gusto de los dueños de éstos medios, normalmente grandes bancos.
  • La neolengua. Hace un tiempo leí un artículo donde ponían un nombre cool -friganismo- a una práctica terrible, tener que buscar comida en los contenedores de basura. Ésta misma publicación ha sido especialista en repetir esta práctica con muchos otros conceptos "modernos": Nesting, a los que no tienen dinero para salir de casa; wardrobing, comprar ropa, usarla y devolverla; coliving, compartir piso porque no tienes dinero para tu propia casa, trabacaciones... Realmente hay palabras que ya nos han conquistado: emprendedor en lugar de autónomo puteado; ajuste, en lugar de recorte; desaceleración, en lugar de crisis... La lista es larga. Aquí hay algunos ejemplos.
  • Culto a la personalidad. Quizás ya no es con cartelones de Stalin o de Hitler. Pero ¿no hay cierto culto a la personalidad con personajes como Tramp o Putin? O incluso con otros personajes aupados por los medios de comunicación como Macron o Albert Rivera. Por no hablar de los influencers y el culto a los famosos que juega un papel similar. Sueña con ser un famoso, o idolatra a uno, y olvídate de transformar la sociedad.
  • El uso de la guerra. Siempre es necesario un enemigo externo. La guerra para desviar la atención de los problemas internos ha sido siempre utilizada por las distintas potencias y países. El problema es cuando se pierde la guerra.
  • El enemigo interno. Y no hay enemigo externo, sin enemigo interno. Ya sea las otras "razas", los emigrantes, los diferentes...

La idea más venenosa de Orwell

Orwell, pese a su tremenda desmoralización, seguía teniendo ciertas ilusiones en los proles de 1984, los proletarios. Winston reflexiona que sólo ellos podrán terminar algún día con el Ingsoc. Pero hasta entonces, todos los demás intentos están condenados al fracaso. Yo soy de esa misma opinión.

De hecho, todos los mecanismos de control antes citados, que han exisitido siempre a lo largo de la historia, no han impedido que hubiera movilizaciones más o menos críticas con nuestra sociedad. Por ejemplo en España el 15M. O incluso revoluciones en el pasado.

Lo más peligroso de todo el análisis de Orwell es la venenosa idea de los Goldstein como instrumentos del régimen. Es decir, que el sistema utiliza a supuestos revolucionarios para dar un cauce de expresión al descontento, para controlarlo. Y ciertamente, en parte, eso sucede.

La traición y el cambio

Hay dirigentes de las organizaciones -cuando no la organización entera- que luchan contra la actual sociedad (o dicen luchar) que están a sueldo del régimen. A veces de manera más directa, como ha pasado con algunos dirigentes sindicales pagados por la empresa, o políticos financiados por mafias, bancos o grandes empresas para que a la hora de la verdad no defiendan a los que se supone que representan.

Pero muchas otras veces -mayoritariamente- es un control más sutil, ideológico. La pérfida idea de que no se puede cambiar nada, de que no se puede hacer nada. Que no hay alternativa. Era la idea en la que cayó el propio Orwell, y que se refleja en 1984. Pero no nos engañemos, si eso fuera así, si nada cambiara, aún estaríamos construyendo pirámides como las del Antiguo Egipto para el faraón de turno... Y sí, en estos años ha habido retrocesos en nuestras condiciones de vida, pero ni somos esclavos, ni somos siervos. Quizás precisamente está en nuestras manos cambiar las cosas. Sin tribunos que se puedan corromper y nos puedan traicionar.

¿Y tú qué opinas de todo esto? ¿Has leído 1984? ¿Qué te ha parecido?

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1984 cover

1984

  • Autor: George Orwell
  • Fecha de publicación: 1948
  • En España: Debolsillo, ISBN 9788499890944
3 comentarios en «1984. La rebelión para que nada cambie.»
  1. Es increíblemente estúpido pensar que Oceanía se trataba de un estado capitalista; En el mismo libro se describe que el enemigo eran los capitalistas de antaño. Oceanía hace referencia a los grupos de izquierda que pulularon a principios del siglo motivados por el socialismo es Este.
    Pensar que Orwell se equivocó en su libro demuestra mucha inocencia.
    Un estado parecido a Oceanía: mira a China

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